EL REGRESO DE LAS CONÍFERAS AL DISEÑO DE PAISAJES

Ernesto Pittavino
5 min readApr 11, 2021

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Las coníferas representan majestuosidad y belleza en cualquier sitio donde sean plantadas, ya que no escatiman en aportar formas, texturas y colores. Son de las especies más antiguas del mundo ya que surgieron incluso antes que los árboles latifoliados (de hoja ancha o plana) y convivieron con los dinosaurios.

La palabra conífera deriva del griego “conus” y “ferre” que se traduce en “llevar conos”, haciendo alusión a la característica de muchas de ellas de poseer formas cónicas, lo que les permite a muchas especies que la nieve no les quiebre sus ramas, que por su disposición quedan recubiertas, pero sin llegar a dañarse en los inviernos más crudos. También en clara alusión a las “piñas” o conos que ellas producen.

El grupo de las coníferas contiene alrededor de 8 familias botánicas, 68 géneros y cerca de 630 especies alrededor del mundo. Todas ellas son plantas leñosas y pueden ser árboles o arbustos. Tienen un crecimiento monopodial (un solo eje de crecimiento de forma recta en un solo tronco con fuerte dominancia apical y ramas secundarias laterales).

La gran mayoría son de hoja perenne, salvo cinco géneros como son Larix, Pseudolarix, Glyptostrobus, Metasequoia y Taxodium, siendo este último género el más usado por diversos paisajistas en Argentina y que incluye al “Ciprés Calvo” — uno de que se desfolia durante el otoño en su época de senescencia foliar aportando un toque de color majestuoso y se mantiene sin hojas durante los inviernos.

Las hojas pueden ser en forma de acículas (Pinus, Abies, Larix) que son como agujas que permanecen en el árbol entre dos a diez años, dependiendo de la radiación solar que reciban. Otras en cambio, tienen hojas en forma de escamas (como si fueran peces) como ser Juniperus, Cupressus y Chamaecyparis.

Al momento de componer jardines, las coníferas resultan ideales como material vivo para encuadrar “paisajes prestados” de una pradera o un abras en una estancia, pero también a menor escala para engalanar la entrada de una vivienda, para dar la tan necesaria sobriedad en parques cementerios y otros espacios públicos, así como también para ser ataja-vientos en terrazas y balcones, protegiendo la intimidad del hogar. También son indicados para formar setos linderos, o para darle un estilo romántico o mediterráneo a casas de campo, incluso en contenedores.

Asimismo, estas especies son ideales para tapizar desniveles, pudiendo cumplir la función de cubresuelos. Podemos crear excelentes alfombras verdes, doradas o azuladas. Algunas de las especies aptas para ello pueden ser Juniperus x pfitzeriana var. aurea o Juniperus squamata var. blue carpet.

Debido a sus variedades, tenemos mucho material para lograr con ellas diferentes situaciones en manos del paisajismo. Las coníferas “enanas” aportarán la estructura necesaria a los espacios pequeños, pero también en los parques, ya que combinan a la perfección con arbustos caducos, herbáceas perennes y con gramíneas. Respecto de las alturas, existen ejemplares que pueden alcanzar los cien metros, como otras que no llegan a superar los cincuenta centímetros.

Las coníferas se encuentran entre las plantas más útiles por el uso de su madera, y la resina que producen que se aprovecha para elaborar muchos productos industriales, además de ser un eslabón importante en la regeneración de los bosques.

Entre algunos de los factores a los que debemos estar atentos son:

  • Ubicación: En general, las coníferas son plantas que necesitan de mucho espacio, para desarrollarse en toda su magnitud y para no tener que ser trasplantadas innecesariamente. Por su sistema radicular, es recomendable plantarlas a una distancia mínima de diez metros de suelos pavimentados o paredes.
  • Plantación: Realizarla a mediados del otoño, antes que lleguen las heladas de invierno.
  • Riego: Las coníferas requerirán de un riego constante al momento de la plantación, pero posteriormente deberá evitarse que el riego por goteo entre en contacto directo con el tronco. En el caso de que el riego sea manual, no proporcionar agua de manera directa sobre sus hojas o tronco.
  • Sustrato: La mayoría de las coníferas exigen suelo seco, ya que necesitan escurrir libremente con un buen drenaje y profundidad. Existe excepciones de algunas especies que prefieren que sus raíces estén en contacto con la humedad, como el Taxodium distichum o el Cedrus.
  • Contenedores: Algunas especies de coníferas son aptas para vivir en macetas, y podremos incorporarlas a balcones o terrazas para frenar vientos o crear una pared verde.

    Especies de porte piramidal para contenedores:
    1. Cupressus macrocarpa Goldcrest
    2. Juniperus “Prince of wales”
    3. Thuja Orientalis “Dolly”

    Especies de porte globoso para contenedores:
    1. Chamaecyparis lawsoniana globosa
    2. Criptomeria japonica globosa var. nana
    3. Thuja occidentalis “Danica”

    Especies de porte rastrero para contenedores:
    1. Juniperus horizontalis “Limeglow”
    2. Picea abies var. repens
    3. Taxus baccata var. repandens

    Todas las coníferas — sean altas, medias, bajas, cónicas, globosas o rastreras — resultarán estéticamente adecuadas como ejemplar único, siendo un excelente punto focal, así como también de modo grupal, formando bosquecillos o avenidas.

Hay una falsa creencia de que las coníferas pueden resultar un paisaje monótono de tonos verde oscuro, y no hay nada más distante de ello; ya que con estas plantas podremos sumar mucho color a los jardines. Nos encontraremos con follajes en distintos tonos de azul, amarillo, dorado, rojo, verdes fríos y cálidos, ocre y marrón.

Las coníferas son esculturas vivas que protagonizan y acompañan paisajes de diferentes estilos, volviéndolos imponentes y profundos. Estas especies son una vez más tendencia en el campo y en la ciudad, y un elemento escultural que ningún escenario debería perderse.

Ernesto Pittavino | Paisajista
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